18.8.13

Remover la tierra

Hace muchos meses que no ponía atención a las plantas de la terraza. Desde sus macetas, algunas entristecían día a día sin que yo priorizara ir a ponerles agua o cambiarles la tierra. "Tantas cosas por hacer que no tengo tiempo" les decía a través del cristal de la puerta de la terraza.
El día que cumplí 38 años decidí que quería una bugambilia. Desée verla crecer en mi casa, echar ramas, y después ver esas flores saturadas de "rosa mexicano" que me mandan de viaje a casa de mi madre, donde con serenidad y satisfacción cuida de su arbolito sin que las mil cosas que tiene que hacer le roben tiempo para darle de beber...

Así que mi primera enmienda de los 38 fue ir a comprar tierra y pasarme los minutos y horas libres lejos de la computadora y cerca de mis plantas. Agradecidas, varias de ellas luego luego se pusieron derechitas y abrieron sus hojazas verdes, otras como el geranio parecen decir "no será tan fácil, musguita..." pero sabré hacer que vuelvan a confiar en mi.

Finalmente fui a buscar mi bugambilia. Orgullosa, llegué a casa con mi pequeña maceta de plástico en mano y mi gran planta, dispuesta a darle ese mismo día una nueva casa más amplia con mucha tierra fresca y agua para beber. Mariano fue a comprar una maceta de barro grande y un saco de tierra. ¡Todo listo para la fiesta de bienvenida!  No hicimos las cosas ese mismo día, pero hoy ese arbolito ya está viviendo en casa y para mí es un evento muy especial :)

:: La vida es como es y si le das, te devuelve a borbotones. Poco después de "remover la tierra" visitamos La Garriga, la casa de Clara en concreto y nos regaló un montón de esquejes para sembrar y repoblar nuestro espacio verde. Ahora mismo están todas en pequeños vasitos, en una fresca sala de espera a la que -deseo- sea su casa durante un largo tiempo.

1 comentario:

  1. Así son ellas de agradecidas... que linda narrativa. Love you chk´pie

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