30.5.11

Marta

Esta mujer me tiene cautivada! Tiene 69 años y una energía y empuje admirables.
Hace tiempo, Marta para mí era sólo la simpática madre de Clarinha, una buena amiga de aquí de Barna, pero de unos meses para acá que he estado yendo a trabajar con ella ha dejado de ser "la mamá de mi amiga" para convertirse en este persona que me hace sonreir nomás de pensarla.
Marta es ceramista y lo vive con una alegría contagiosa: desde que comienza a ablandar el barro con sus manos ya está tarareando alguna cancioncilla y respirando como quien suspira... a mi me recuerda el inicio de una sesión de yoga cuando te tiras en el suelo para comenzar la relajación, cuando logras que tus músculos se olviden (o al menos intentas) de la tensión para abrir un paréntesis y "dejarse ir" sin tener que sostener nada, sólo dejarse ir...
Eso parece pasar con Marta cuando se pone "manos a la masa" su expresión se suaviza, se relaja y pareciera que se va a un lugar en donde un@ se lo pasa bien, en calma, disfrutando de lo simple y de los rumores de la naturaleza... (ai! ¿ven? me acuerdo y me voy!)
Estos días que he estado más cerca de ella la he visto crear nuevas piezas con barro, trabajar con el torno, mezclar barnices, inventar colores (mezclando tierras, hojarasca y más cosas) hacer de profe-anfitriona y responsable de horno y materiales en largas sesiones de Raku con 10 cosas que coordinar y de las que estar pendiente a la vez con una dedicación, entrega y buen humor envidiables.
Definitivamente, es una de las personas luciérnaga que tanto me gustan.

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